Inicia la segunda edición de ‘Mestalla, Camp de Nadal’
Entrada totalmente gratuita y para todos los públicos
Rafa Benítez fue uno de los grandes artífices de la consecución del título de liga que el Valencia CF logró la temporada 2001-02. En su primera temporada al frente del banquillo de Mestalla, el técnico madrileño dio continuidad al gran trabajo que se venía haciendo para llevar al equipo hasta lo más alto de la clasificación. Benítez ha compartido sus recuerdos de esa gran temporada en VCF MEDIA.
Esa liga, la siguiente y la UEFA fue fruto del trabajo de mucha gente. Se estaban haciendo bien las cosas ya con Cúper. La unión de todo el mundo nos hizo ser cada vez más fuertes y creer en nuestras posibilidades.
Hay gente que cuestiona y critica que se recuerde esto después de 20 años, pero no se da cuenta de la realidad. Hay gente que no tiene nada que recordar. No tienen títulos ni esas experiencias. Nosotros, afortunadamente, las tenemos. Y debemos transmitirle a la gente joven que sí, que aunque ha pasado tiempo, se consiguió. Hay que acercarse a ese tipo de cosas porque tienes el recuerdo y sabes como se consiguió.
El Real Madrid tenía un equipazo y en todas las posiciones tenían jugadores de primer nivel mundial. Nosotros, lo que hicimos bien fue estar unidos. Teníamos un equipo muy equilibrado. El equipo fue sólido. Fue creciendo durante la temporada y tenía cada vez más confianza. Era un equipo que podía defender bien, atacar, contraatacar y adaptarse a las situaciones para sacar el máximo rendimiento posible. Jugadores como Mista, Curro Torres o Vicente fueron creciendo en ese equipo junto a los Ayala, Pellegrino o Carboni, que ya estaban consolidados.
Heredamos un buen equipo con un buen trabajo anterior de Héctor Cúper. Le dimos una vuelta de tuerca más para ser un poco más ofensivos y equilibrados. Y los rivales que teníamos estuvieron bien. Además del Real Madrid y el Barcelona, estuvieron también el Deportivo, el Villarreal y el Atlético de Madrid. Fuimos capaces de superarlos porque se hicieron muchas cosas bien. Se creó un equipo muy compacto y unido. Poco a poco, se fue creando una gran comunión con la afición y Mestalla se hizo fuerte. Se dieron las circunstancias de un equipo con mucha confianza que fue creciendo día a día. Y, al final, fueron unos años en los que el equipo mantuvo un nivel muy alto y fue una época gloriosa.
Era un equipo muy trabajador, pero que también tenía calidad. Angulo, por ejemplo, era un jugador polivalente, pero tenía calidad y sacaba rendimiento a sus condiciones. Aimar era un jugador con mucho talento que, rodeado de jugadores de trabajo, podía rendir mucho más. Baraja llegaba mejor que nadie al área. Y, a partir de ahí, había jugadores como Vicente o Kily que eran desequilibrantes. Creo que el equipo era muy equilibrado. Todo el mundo destacaba la pareja Albelda – Baraja, que funcionaba a la perfección. Pero, en la derecha con Rufete y Angulo, o en la izquierda con Kily y Vicente, teníamos desequilibrio, ida y vuelta, trabajo defensivo. La calidad no es solo la calidad técnica. La calidad es hacer lo correcto en el momento justo y nosotros lo hacíamos muchas veces.
Siempre he tratado que todos mis equipos tengan equilibrio, que es lo que te hace ser competitivo y tener posibilidades ganar títulos y conseguir los objetivos. Si yo no recuerdo mal, ese equipo encajaba muchos menos goles que el Real Madrid y, al final de la temporada, habíamos marcado solo un gol menos. El día del Albacete, que pillé un cabreo tremendo, si hubiéramos marcado algún gol más, habríamos sido el equipo más goleador además del menos goleado. El equipo era equilibrado. Era capaz de atacar con los laterales, los jugadores de banda, el punta o el media punta. Y, a la vez, defender con todos ellos para ayudar a Cañizares o Palop.
En enero le dije a varios futbolistas que íbamos a ganar la liga. Ellos pensaron que estaba loco. Pero, desde ese momento, el equipo fue creciendo. El equipo llegaba bien por fuera, jugaba bien entre líneas y también tenía peligro con disparos desde lejos.
El partido contra el Espanyol en Mestalla fue una confirmación de un equipo que cree en sí mismo. Nos quedamos con 10 y fuimos capaces de remontar. Se produjo también un plus de comunión con la afición. Remontar y estar tan cerca del objetivo, como se hizo, nos unió mucho a la gente. Ese partido fue el colofón de un equipo que estaba creciendo y que puso la cereza en el pastel al ganar la liga.
El público, cuando está en comunión con el equipo, siempre te da un plus. Eso el jugador lo sabe. Es muy importante que la percepción del jugador en su estadio sea positiva, que sepan que el público les va a ayudar. Ese año fue creciendo el apoyo y los jugadores fueron rindiendo cada vez más.
Las nuevas generaciones deben darse cuenta de que el deporte nos tiene que ayudar, unir y servir para expresarnos. Si somos positivos, apoyamos a nuestro equipo, a nuestros jugadores y estamos todos unidos, estamos más cerca de conseguir los objetivos.
No puedes cambiar muchas cosas. Tienes que llegar a la previa del partido haciendo las mismas cosas. Todos tenemos nuestras rutinas. No recuerdo los detalles, pero estoy convencido de que el partido contra el Málaga hicimos las mismas cosas que solíamos hacer.
Aquel momento fue entrañable. Llegar allí, con el Real Madrid, y que el público te apoye fue una gran satisfacción a nivel personal. Estoy muy agradecido a toda la afición del Valencia CF, que siempre se ha portado muy bien conmigo.
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