Tal día como hoy… En 1995 marcó su último gol Lubo Penev con la camiseta del Valencia CF. Sucedió en la vuelta de las semifinales de Copa del Rey ante el Albacete Balompié, donde el ariete fue determinante para darle al Valencia CF la clasificación para la famosa final del agua marcando tanto en la ida como en la vuelta. El fichaje del delantero búlgaro, gran ídolo de toda una generación de valencianistas, fue un ‘boom’. Un auténtico golpe de efecto en un momento en el que el Valencia CF salió al mercado en busca de un delantero de garantías para dar un salto en el ataque. Stoichkov, Fonseca… Aquel verano se vincularon al Club nombres de grandes delanteros, pero Roberto Gil, secretario técnico, lo tuvo claro y apuntó el nombre de aquel ariete que había marcado 80 goles con el CSKA (Sredets) de Sofía.
El elegido tenía 23 años, era internacional con Bulgaria y tenía unas condiciones extraordinarias. Su fichaje no fue precisamente un paseo en barca y es que el Valencia CF tuvo que destrabar las dificultades burocráticas que impuso el régimen comunista, muy reticente a dejar salir a los jugadores a una edad tan temprana, pero Arturo Tuzón, entonces presidente, lo acabó logrando en el mes de septiembre, con la contrapartida de que no podría jugar la Copa de la UEFA al haber jugado en competición europea con su anterior equipo. En su primera temporada (1989-90) Penev no fue máximo goleador, lo fue Fernando Gómez Colomer, pero comenzó a exhibir su personalidad y su poderío.
Su conexión con Mestalla fue instantánea (el “Lubo, Lubo” pronto se convertiría en uno de los cánticos de cabecera de la afición) y su adaptación también. El Valencia CF terminó LaLiga subcampeón, algo que no sucedía desde 1972, y buena parte de aquel éxito radicó en su figura. A lo largo de las seis temporadas que defendió el escudo del Valencia CF, Lubo se consagró como el noveno máximo goleador histórico del Club, pero quizá el mejor legado que dejó en Mestalla fue su carisma y su espíritu indomable. El búlgaro logró conectar, dejando huella en una década en la que, si bien el Valencia CF no consiguió levantar ningún título hasta la Copa del 1999, recuperó prestigio en Europa. En ese contexto, Penev ilusionó y fue decisivo para obtener varias clasificaciones.